martes, 17 de mayo de 2016

El parque del laberinto de Horta

Ubicación
Barcelona esconde auténticos tesoros que no son siempre visibles desde el centro de la metrópoli; entre ellos podemos destacar el parque del laberinto de Horta, el más antiguo de la ciudad y que se ubica en el distrito de Horta-Guinardó (al pie de la sierra de Collserola). Por tanto, está muy cerca del actual Campus Mundet de la Universidad de Barcelona.
Historia y construcción del parque
Este jardín-museo ocupa aproximadamente nueve hectáreas de la antigua finca de la familia Desvalls y su construcción se inició en 1791. Joan Antoni Desvalls y Àrdena; marqués de Alfarrás, de Llupiá y de Poal y
propietario de la finca en aquel año, se encargó del diseño del parque siguiendo los cánones artísticos neo-clásicos de la época y encargó al arquitecto italiano Doménico Bagutti su construcción. Este último se hizo cargo de los planos y de la disposición de cada espacio y permaneció trabajando en la ciudad hasta la entrada de los franceses en 1808. El jardinero francés Joseph Delvalet, por su parte, fue quien se ocupó de todo lo que tenía que ver con las plantaciones del parque, bajo la supervisión de Jaume Valls, maestro de obras catalanas.

A partir de 1853, la descendencia del marqués, principalmente su nieto Joaquin Desvalls y Sarriera, acabaron el jardín y la casa-palacio, incluyendo nuevos elementos estilísticos románticos. Estos cambios no supusieron la alteración de la esencia del laberinto y de su riqueza simbólica, sino que mantenían la presencia de la mitología clásica romana.
En 1969, la familia Desvalls llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona y cedió la finca a cambio de unos terrenos en la antigua calle Pedralbes. Fue inaugurado como espacio público en 1971 y reformado en 1994 con el apoyo económico de la Unión Europea, convirtiéndose así en un parque-museo.
Espacios del parque
El conjunto del parque es una alegoría de amor y de los ciclos de la vida. Para entrar, se ha de pasar por el antiguo palacio de la familia Desvalls, con elementos de estilo neoárabe y neogótico; detrás del cual hay un espacio llamado la plaza de los leones o de las ocho columnas. El parque está estructurado en tres terrazas:
En la primera terraza se sitúa el laberinto de 750 metros de cipreses meticulosamente recortados que da nombre al parque, siendo el elemento que llama más la atención de los visitantes. Como ya se ha mencionado, repartido por el jardín se encuentran diversos elementos ambientados en la mitología griega: fuentes, relieves y el propio laberinto no es una excepción. Por ejemplo, la relación de este último con el mito del Minotauro es obvia puesto que en su entrada, encontramos un relieve de mármol que plasma una de las escenas del mito, el momento en que Ariadna le da el ovillo de hilo a Teseo:
Minos y Pasifae eran los reyes de la isla de Creta. La reina, después de nueve meses de gestación dio a luz a una criatura monstruosa a la que se bautizó como Minotauro. El rey, avergonzado, decidió esconderlo dentro de un laberinto.
Cada año, desde Atenas, se enviaban siete hombres y siete mujeres como tributo al rey en motivo de la derrota de Atenas frente el rey Minos. Estos eran obligados a entrar en el laberinto, donde serían devorados por el Minotauro. La tercera vez que se ofrecían los ciudadanos al monstruo, el príncipe de Atenas, Teseo, solicitó ser incluido en el grupo de tributos para acabar con esa matanza.
Cuando Teseo desembarcó en la isla de Creta, Ariadna se enamoró locamente del príncipe. Ella decidió ayudarlo con la condición de que se la llevara lejos de la isla. Ariadna pidió ayuda al inventor Dédalo, quien le regaló un ovillo de lana. La hija del rey le dió el ovillo a Teseo y le explicó que si lo desenrollaba mientras se adentraba en el laberinto, solo tendría que seguirlo cuando quisiera salir.
Y así fué. Después de una larga batalla, Teseo mató al Minotauro i, juntamente con los otros tributos de Atenas, pudieron salir sanos y salvos del laberinto.
Al adentrarnos en el laberinto, justo en el centro, encontramos una pequeña plaza y una estatua de Eros, el Dios del Amor, una de las muchas esculturas dedicadas a la mitología griega que podemos encontrar dentro del recinto. Al salir del laberinto, hallamos una gran fuente y la Gruta de Eco y Narciso, con la inscripción:
De un ardiente frenesí
Eco y Narciso abrazados
fallecen enamorados
ella de él y él de sí.
La segunda terraza se alza como mirador por encima del laberinto. A cada uno de los lados de las escaleras que llevan hacia la última terraza, situadas al centro del espacio, se hallan dos fuentes decoradas con relieves, así como varios bustos.
A la derecha de esta terraza se encuentra un templo dedicado a Dánae quien, según la mitología griega, era una princesa hija del rey Acrisio y de Eurídice:
Un oráculo le dijo a Acrisio que su nieto lo mataría y por esa razón encerró a su hija Dànae en una torre para que no pudiese tener hijos; de todos modos, Zeus entró transformado en una lluvia de oro y la embarazó. Cuando dio luz a Perseo, el rey lo abandonó junto con su madre en una barcaza a la deriva. No murieron pues un pescador, llamado Dictis, los rescató y acogió.
Años más tarde Perseo, ya convertido en un hombre fuerte, participó en unos juegos atléticos donde su abuelo Acrisio también estaba. El joven lanzó un disco que se desvió y acabó con la vida del rey.
En el otro extremo, el izquierdo, hallamos el templo de Ariadna, protagonista del mito del Minotauro que hemos comentado anteriormente. Según se cuenta, después de que Teseo saliera del laberinto, la pareja huyó de la isla hacia Naxos. Allí fue abandonada por Teseo, pero no perdió la esperanza y olvidó sus penas con el dios Dioniso, con el que se casó y ascendió al Olimpo.
De la tercera terraza destaca el Pabellón de Carlos IV, coronado con una escultura de Apolo y las musas. Consta con un relieve dedicado a las artes y las cièncias y, también, con otro dedicado a su vez a la guerra y la paz.
Además, detrás del pabellón se encuentra un gran estanque, nutrido por la fuente de la ninfa Egeria. Tal y como cuenta la historia, se casó con el segundo rey de Roma, Numa Pompilio. Cuando éste falleció, Egeria lo convirtió en pozo y ella misma se transformó en una fuente a causa de las constantes lágrimas que brotaban de sus ojos.

Curiosidades
La entrada al parque es gratuita hasta el 10 de julio. A partir de aquí, la entrada costará  2,17 € excepto los miércoles y los domingos, cuando seguirá siendo gratuita. El horario del parque empieza a las 10:00 am pero no hay establecida una hora específica de cierre, depende del mes del año y de la cantidad de gente que lo visite.
El Parque ha sido visitado por diferentes personalidades relevantes.En la pequeña plaza que hay en la entrada del laberinto hay una escultura en recordatorio a la visita de Carlos IV  y su esposa. También, el parque fue visitado por otras figuras importantes como Fernando VII y Alfonso XIII.
Además, por la gran belleza de sus jardines y fuentes, este parque fue elegido como escenario para una de las secuencias de la película “El Perfume”, de Tom Tykwer.



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